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En París, pero con el alma cerca del mar

Retrato de Agnès Varda, pionera de un cine hecho por mujeres y conocida como la “abuela de la Nouvelle Vague”, quien ha dejado su marca en la historia y aun sigue filmando. A sus 89 años sorprendió a todos con una road movie en Cannes y acaba de ser premiada en el Festival de San Sebastián.

“El cine es mi hogar. Creo que siempre viviré dentro de él”, dice la directora Agnès Varda sobre el final de Las playas de Agnès, el film que, en 2008, repasaba su recorrido como una de las artistas más influyentes del cine europeo del siglo XX.

La “abuela de la Nouvelle Vague”, como la llaman sus seguidores, por su cercanía con la recordada ola cinematográfica y por sus aportes innovadores como cineasta, documentalista y artista visual, continúa a sus 89 años utilizando las cámaras más modernas para experimentar en terrenos que exceden lo cinematográfico. Sin ir más lejos, sorprendió a todos en el último Festival de Cannes, donde exhibió Visages Villages (Rostros. Pueblos), una road movie que filmó junto a un joven amigo y donde recorre pueblitos de Francia para conocer y retratar el alma de sus habitantes; y fue distinguida con el premio Donostia en la más reciente edición del Festival de Cine de San Sebastián.

En Las playas de Agnès, su pasión por las imágenes y su asombro ante un mundo tan generoso como injusto e inabarcable se hacían evidentes. Ella, por su parte, en escenas al borde del mar, se adentraba en pasiones e ideas, y al hacerlo revisitaba parte de la historia del cine europeo y del arte en general. “De joven, no era cinéfila; solo amaba las imágenes, usé la imaginación y me zambullí”, recordó sobre sus comienzos, antes de filmar Cléo de 5 a 7 (1961), La felicidad (1965) y la más moderna Los espigadores y la espigadora (2000), por mencionar solo algunos filmes.

En la pantalla, a modo de puesta en escena con espejos sobre la arena en una playa que la ayudaba a hacer memoria, Varda evocó los años de juventud en los que conoció a sus amigos artistas, entre ellos su marido y compañero de aventuras hasta el fallecimiento de él en 1990, el cineasta Jacques Demy, director Los paraguas de Cherburgo.

Haciendo un poco de historia, Agnès Varda nació en 1928, en Bruselas, Bélgica, con el nombre de Arlette Varda. Para ella todo comenzó al terminar la escuela secundaria, cuando se puso a estudiar Historia del Arte en la École du Louvre, y al recibirse consiguió un primer trabajo como fotógrafa oficial del Théâtre National Populaire (TNP) de París.

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