“Soy actriz. Una actriz que escribe”, se define Florencia Naftulewicz. Protagonista y coautora de Teresa está liebre, está próxima a cumplir 30 años y siente que las tres décadas llegan en un muy buen momento en su vida. “Nunca había hecho un personaje que me exigiera tanto compromiso; aprendí y crecí muchísimo”, dice.
Estrenó en El Camarín de las Musas en mayo y la obra continúa en cartel, con buena concurrencia de público. La pequeña sala recibe cada viernes, a las 21, a los espectadores que eligen explorar el mundo de Teresa, un personaje difícil que padece esquizofrenia y que de modo convincente desnuda sus historia y sus sentimientos.
Desde los tres, Florencia sabe que quiere ser actriz. A los 12, empezó a estudiar teatro en Andamio 90 y luego transitó por diferentes escuelas. “Mi gran maestro fue Juan Carlos Gené”, resalta. Ahora es ella la que ejerce la docencia y da clases de teatro en la Universidad Di Tella y en un espacio de arte en Nordelta.
“Teresa está liebre surge de un proceso de varios años. Con las directoras de esta obra, Pilar Boyle y Sharon Luscher, compartimos un seminario de actuación y a partir de ahí empezamos a investigar sin saber bien qué íbamos a hacer”, relata Florencia. “Y un día, Pilar nos acercó unos textos sueltos, que había escrito su hermana Jimena (González) y apareció el tema de la esquizofrenia”, agrega.
-¿Por qué aparece la esquizofrenia?
-Porque Jimena, la autora de esos textos que nos llevaron a investigar y a jugar hasta llegar a Teresa está liebre, estuvo muy cerca de la esquizofrenia. Ahora Jimena está súper bien y escribe un montón. Pero fue por ella y el proceso fue muy lindo, porque tuvimos que meternos en un tema que no se aborda mucho desde el teatro. Y para eso hicimos varias visitas al Hospital Moyano. Pero no quisimos sólo contar la historia de una chica que padece esquizofrenia, sino ir un poco más allá y mostrar que a todos nos pasan cosas, todos amamos y todos sufrimos. Y Teresa también.
-Supongo que los espectadores no siempre responden igual cuando, desde tu personaje, les convidás té con bizcochitos…
-Claro. Teresa está liebre es una experiencia para el espectador, más allá de ser una obra. Puede vivirla desde todos los sentidos. Intentamos que el público sea parte de este hecho artístico, a través de lo que ve, lo que escucha, de su olfato, porque hay olores en escena y hay un acercamiento muy cierto con la platea, cuando Teresa les habla y les ofrece el té. Y la reacción de la gente cada viernes es distinta. A tal punto que algunas funciones resultan una comedia y otras, un drama.
-¿Vieron la obra profesionales dedicados a la salud mental?
-Vinieron muchos psicólogos y estudiantes. Como la obra no tiene una verdad, cada uno la vive de una manera distinta y eso libera al público de tener que sacar conclusiones o de entenderla de una sola manera. Los psicólogos se detienen mucho en los personajes que evoca Teresa, en pensar qué pasa con esas voces, si existen realmente o no todos esos seres que nombra. Y nos encanta que pase eso, porque la puesta se retroalimenta todo el tiempo con las devoluciones que nos hacen.
-Pero al mismo tiempo, hay una historia lineal…
-Sí y eso ayuda al espectador. Hay una historia que recorre lo que Teresa vivió en el hospital, la muerte de su mejor amiga que es Conejo (Fernanda Rodríguez), el vínculo con su psiquiatra amado, con sus padres y hay situaciones concretas que le pasaron, pero que abren todo un universo. Algunas personas nos dijeron que la obra les remite a Alicia en el país de las maravillas.
Florencia fue parte del elenco de “Los invertidos”, dirigida por Mariano Dossena. El año próximo se estrenará “Débil”, un texto que ella escribió. Y espera la reposición de La fundación, de Susana Torres Molina, obra en la que actuó hasta principios de este año. Y le gustaría volver a la televisión, donde –además de publicidades-, tuvo participaciones en algunos programas, entre ellos, Casi ángeles.
-¿Pensaste alguna vez en usar un seudónimo para evitar un apellido tan difícil?
-Lo pensé y me lo han dicho muchas veces… Pero es mi identidad y no me gustaría cambiar el apellido (de origen polaco). Ya estoy acostumbrada a que lo escriban mal.
Fuente: Clarin.com